Junto a una de las siete maravillas del mundo es imposible no quedarse maravillado y a la vez fascinado de poder contemplar una edificación del primer siglo después de Cristo.
Este anfiteatro me ha hecho transportarme a como seria vivir en aquella época, y así meterme en una reflexión de la enorme variedad en las diferentes culturas y formas de vivir que se hayan podido dar en el pasado y no solo eso sino en la actualidad también.
Y con ello entrarme más ganas de seguir viajando y descubriendo cosas nuevas, culturas, lugares, poder seguir transportándome de forma mágica a otra época, o descubrir cómo hay países con otras rutinas diferentes a las que acostumbro hacer a diario. Es tan enriquecedor.
Aquí os dejo mi look para vivir todas estas emociones.
¿Y vosotros que opináis?